He aquí que soy testigo de la grandeza del hombre, ante mi presencia se desvanecían cielo y
tierra dejando únicamente la capacidad del hombre para jugar a ser Dios. Aquella monumental
edificaciónera un punto de referencia en la línea que define el horizonte de cualquier persona.
Era la representación física del espacio.
edificaciónera un punto de referencia en la línea que define el horizonte de cualquier persona.
Era la representación física del espacio.
Dura y fría piedra que se alzaba acariciando ese cielo común a todos los hombres, la luz del sol
penetraba sus coloridas y complejas vidrieras llenando de belleza y calidez cada paso que daba
entre sus entrañas. La forma y la función cobraban sentido conforme se extendía su estructura,
nervada y de apariencia frágil, absurda casi surrealista, que con el mero hecho de seguir alzada
representaba una constante y continua demostración de poderío.
penetraba sus coloridas y complejas vidrieras llenando de belleza y calidez cada paso que daba
entre sus entrañas. La forma y la función cobraban sentido conforme se extendía su estructura,
nervada y de apariencia frágil, absurda casi surrealista, que con el mero hecho de seguir alzada
representaba una constante y continua demostración de poderío.
No hay palabras en la lengua que describan cuanto veían mis ojos, pero el cálido silencio de su
interior bastaba para sentir y apreciar su esencia. Impulsivo, vibrante, magnifico, opulento,
tremendo, colosal… me hallaba en suelo sagrado y no sentí a Dios, me sentí Dios.
interior bastaba para sentir y apreciar su esencia. Impulsivo, vibrante, magnifico, opulento,
tremendo, colosal… me hallaba en suelo sagrado y no sentí a Dios, me sentí Dios.
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